Huye de los placeres que engendran tristeza.
Solón
¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo?
Alexander Pope
Lo principal de un espectáculo es la coreografía, no el bailarín, porque si no se convierte en un divo.
Antonio Gades
El problema humano básico es la falta de compasión. Mientras este problema subsista, subsistirán los demás problemas. Si se resuelve, podemos esperar días más felices.
Dalai Lama
Para saborear todo cuanto ofrece de delicioso un paseo por la orilla del arroyo, es preciso que el derecho de la pereza haya sido vencido con el trabajo y que el espíritu cansado tenga necesidad de adquirir nuevo aliento contemplando la naturaleza.
Élisée Reclus
El amor verdadero no espera a ser invitado, antes él se invita y se ofrece primero.
Fray Luis de León
Cuando un escritor extrema sus teorías es casi siempre porque nota que la indiferencia crece a su alrededor.
José María Tallada
Si no tenemos cuidado la vida se vuelve rápidamente previsible, monótona, un engorro.
José Saramago
Bien podría ser que Lisboa, contrario de lo que parecía, no fuera ciudad, sino mujer, y la perdición solo amorosa, si el restrictivo adverbio tiene cabida aquí, si no es ésa la única y feliz perdición.
Es todo lo que pude imaginar en mis sueños más fantasiosos y cada latido de mi corazón es para él. Sé que vamos a ser felicísimos.
Lucy Montgomery
Nuestros deseos se ponen trabas mutuamente y en la confusión de la vida raras veces una dicha corresponde exactamente a aquel que la había reclamado.
Marcel Proust
La misericordia nos perdona. La gracia nos corteja y se casa con nosotros.
Max Lucado
Los biólogos solo han descubierto cinco sentidos. Hambre, sed, procreación, movimiento intestinal y micción, son los sentidos no incluidos en la lista de los biólogos.
Maximiliano Hernández Martínez
Nunca he tenido una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar.
Montesquieu
El hombre perdona y olvida; la mujer perdona solamente.
Philippe Gerfaut
Dejé de creer en Santa Claus cuando mi madre me llevó a verlo en unos grandes almacenes y él me pidió un autógrafo.
Shirley Temple