Más vale caer con honor que ganar con fraude.
Sófocles
Honrado en el negocio y honrado en el ocio.
Anónimo
Pero no se asemejaba a un profeta, se asemejaba a un mendigo recogido por caridad en un asilo, a uno de esos que se arrastran por la avenida y duermen, cubiertos de periódicos, dentro de embalajes de cartón.
António Lobo Antunes
En la prueba. Injertos de órganos sin discriminar edades jamás les darán resultados en exacto éxito. Aún una década necesita la manera que no será luego la manera será porque será el plástico artificial que ya lo tienen.
Benjamín Solari Parravicini
El mérito verdadero se oculta por temor de no ser reconocido como tal.
Charles Lemesle
La discusión es la muerte de la conversación.
Emil Ludwig
Si tomas cualquier rol superior a tus fuerzas, has procedido torpemente, a la vez que desechaste el que habrías representado bien.
Epicteto
Un verdadero campeón luchará por nada.
Floyd Mayweather
Es como yo decía, un poco triste y un poco alegre. Y después la iluminó una gran sonrisa y la lluvia comenzó a caer.
Jacques Prévert
Mientras sigan existiendo bibliotecarios ignorantes, que quieren convertir Wikipedia en una vidriera de su ideología y de sus intereses personales, el descrédito seguirá en aumento y condenará Wikipedia al fracaso.
Jimmy Wales
El idealismo aumenta en proporción directa de la distancia que nos separa del problema.
John Galsworthy
La literatura es una rama de la Física, ¿no lo sabía? Bueno, más precisamente puede decirse que es una rama de la Cosmología. La literatura construye modelos de Universo.
Leo Maslíah
Cierro el ojo del dolar y abro los míos.
Pablo Hasél
Si uno es denostado o injuriado, el remedio no consiste en devolver el insulto ni en resistirse. Simplemente hay que quedarse quieto. Esta quietud dará paz al injuriado, pero inquietará al ofensor, hasta que éste se vea impulsado a admitir su error ante la parte injuriada.
Ramana Maharshi
Es una maravilla, hace unos regates con los que supera a cualquiera.
Raúl González Blanco
El hombre arruinado lee su condición en los ojos de los demás con tanta rapidez que él mismo siente su caída.
William Shakespeare