Lo que cuenta en una vida humana no son los sucesos que la dominan a través de los años -o incluso de los meses- o incluso de los días. Es el modo en que se encadena cada minuto con el siguiente, y lo que le cuesta a cada cual en su cuerpo, en su corazón, en su alma -y por encima de todo, en el ejercicio de su facultad de atención- para efectuar minuto por minuto este encadenamiento.