El pueblo debe ser obedecido hasta cuando yerra.
Simón Bolívar
Los dos miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas resplandecientes.
Ana Frank
Latoso es el que nos quita la soledad y nos da la compañía.
Benedetto Croce
La ofensa más atroz que se puede inferir al hombre es negarle que sufra.
Cesare Pavese
Todos tienen un significado. Creo que eso es lo importante acerca de los tatuajes, si tienen un significado nunca te arrepentirás de ellos.
David Beckham
Las malas leyes son la peor especie dé tiranía.
Edmund Burke
La riqueza envilece el alma, complica la existencia y engendra infelicidad.
Isabel Allende
El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos.
Jean-Jacques Rousseau
Si fuéramos siempre juiciosos, rara vez tendríamos necesidad de ser virtuosos.
No es muy inteligente ni sensible y gozará despreocupadamente de la vida; vivirá sin enterarse de su insignificancia, y ésta es una variante, acaso la única posible, de la felicidad.
Mario Benedetti
Tomo un libro y te descubro en cada página, vago en ti ebrio y perturbado.
Nikolái Gumiliov
El poder definitivo, mirar a la muerte a la cara y no tener miedo.
Orson Scott Card
Nadie está a salvo de las derrotas. Pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando.
Paulo Coelho
Tengo un domingo en stand by por si algún lunes te deprime.
Ricardo Arjona
Lo más preciado que conservo a lo largo de todos estos años es la experiencia de saberme querido y vigente. La única causa para que esto suceda es que Dios está ahí conmigo todo el tiempo, ayudándome, avivándome, manteniéndome con la llama encendida para que siga haciendo todo con vitalidad y con mucha alegría.
Ricardo Montaner
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
Thomas Carlyle