Si tu signo es jugar, juégalo todo: tu camisa, tu patio, tu salud; si tú debes jugar de cualquier modo juega bien, con virtud. Pero, ay amor, ay amor, no te juegues el corazón.
Silvio Rodríguez
La felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos, porque todas las fuentes externas de felicidad y de goce son, según su especie, inseguras, defectuosas, pasajeras y sometidas a la casualidad.
Arthur Schopenhauer
La música se ha hecho para lo inexpresable.
Claude Debussy
Rey, ahora tengo tu sangre en mis manos. En el Judgament Day tendre tu vida!
Eddie Guerrero
¿Quién dijo que cuesta más vestir a una mujer que desnudarla?
Enrique Jardiel Poncela
En una cultura en la que prevalece la orientación mercantíl y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo esquema que gobierna el mercado de bienes y de trabajo.
Erich Fromm
La tristeza, el remordimiento y las lágrimas destruyen las células del cuerpo y envenenan la atmósfera del individuo.
Florence Scovel Shinn
El silencio nunca se manifiesta con tanta superioridad como cuando se emplea como réplica a la calumnia y a la difamación.
Joseph Addison
Los problemas sociales se pueden plantear de una manera artística. Es difícil evadir de una obra el problema social, porque surgen estados conflictivos, que obligan al escritor a desarrollarlo.
Juan Rulfo
Ganarme la vida sin renunciar a la libertad no era nada fácil.
Lee Child
La fe es activa; demanda respuesta. Contraria a la razón, la que se inclina fielmente a la evidencia, la fe prejuzga.
Lee Strobel
Para mi la libertad es como Dios: no lo puedo explicar.
Lucio Urtubia
Es curioso que los colores del munddo real solo parecen verdaderos cuando los vemos en una pantalla.
Malcom McDowell
Carlos Andrés Pérez era tan socialista, tan socialista, que lo socializaba todo para él solo.
Pablo Castellano Cardalliaguet
La ironía es el humor de la inteligencia.
Rafael Humberto Moreno-Durán
No necesito un reloj con alarma. Mis ideas me despiertan.
Ray Bradbury