La represión se contrapone al yo, y se plantea la tarea de cancelar las resistencias que el yo exterioriza a ocuparse de lo reprimido.
Sigmund Freud
No habrá desarrollo sin educación, ni progreso sin cultura.
Alberto Assa
Es uno de mis mejores logros, la felicidad de mi madre.
Andreu Buenafuente
Quiere creer... Porque no logra recordar la melodía. En el fondo está desesperado. Y cuando ya no hay nada que esperar..., se espera el milagro.
Antonio Buero Vallejo
No podemos cambiar nada sin antes comprender. La condena no libera, oprime.
Carl Gustav Jung
El destino, a vista de pájaro, actúa, lo tenía planificado desde el momento que naciste, y ahora lo coloca en tu camino, para que tú, con tu libre albedrío, y siguiendo a tu intuición y a las señales del universo, sepas que es por ahí por donde hay que tirar.
David Topí
¡Ingenio! ¡Cuán delicioso al gusto refinado del hombre! Como vehículo del entendimiento, es inapreciable; pero, como sustituto de él, es una fatal pestilencia.
Edward Young
Un joven teniente alemán que conducía una unidad de asalto había capturado a 8.000 italianos en un solo día, mientras que su unidad sufrió menos de una docena de bajas en toda la campaña. Se llamaba Erwin Rommel.
Gay Talese
Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
John Ruskin
En todos los peligros invocad a María, y os aseguro que seréis librados.
Juan Bosco
Ramón del Valle - Inclán era un celta auténtico. Como sus contemporáneos, los mejores escritores celtas de Irlanda, George Moore, A. E. Synge, Yeats...
Juan Ramón Jiménez
Le pregunte a mi mujer adónde quería ir para nuestro aniversario. Ella me dijo: A algún lugar en el que no haya estado hace mucho tiempo. Así que le sugerí la cocina.
Juan Verdaguer
Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos.
Leonardo da Vinci
La misión de los políticos no es la de gustar a todo el mundo.
Margaret Thatcher
Con la sabiduría se construye una casa, y con la prudencia se afianza.
Salomón
Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.
Voltaire