Si los espíritus malignos percibieran que están asociados con el hombre y, pese a ello, separados de él; si pudieran infiltrarse en las partes de su cuerpo, por mil medios intentarían destruirlo, pues odian al hombre con odio mortal...
Sheridan Le Fanu
Aquí, en Nurburgring, la penalización por cada 10 kilos de combustible es de 39 décimas.
Antonio Lobato
La amistad de un solo sabio vale más que la de un gran número de locos.
Demócrito
La única forma de no pensar acerca del dinero es tener una gran cantidad.
Edith Wharton
Cuando adviertas que alguien no te quiso bien, investiga primero qué fue lo que lo disgustó en ti. Puede que tuviera razón.
Elias Canetti
La buena filosofía comienza con la duda, pero no termina nunca con la obstinación.
Ferdinando Galiani
El lenguaje es el andamiaje del pensamiento.
Fernando Lázaro Carreter
El ocupante no comprende. El fin del racismo comienza con una repentina incomprensión. La cultura espasmódica y rígida del ocupante, liberada, se abre al fin a la cultura del pueblo vuelto realmente fraterno. Las dos culturas pueden confrontarse, enriquecerse.
Frantz Fanon
¿Podría haber para nosotros mayor milagro que mirarnos por un instante con los ojos del otro?.
Henry David Thoreau
Como la pintura, así en poesía.
Horacio
No importa tanto lo que les damos de comer a nuestros hijos, como lo que no les damos.
Julio Basulto
Por dinero baila el perro, y por pan, si se lo dan.
Proverbio
La mayoría de los escritores no entiende de literatura más de lo que las aves entienden de ornitología.
Rafael Chirbes
Dios es personal, es siempre la primera persona, el Yo, eternamente parado frente a ti. Tú les das prioridad a las cosas mundanas, por eso Él parece haberse retirado a un segundo plano. Si te desprendes de todo lo demás y sólo lo buscas a Él, quedará como lo único, como el Yo.
Ramana Maharshi
Aquí estoy pagando mucho dinero a ustedes, los escritores y ¿para qué? ¡Todo lo que hacen es cambiar las palabras!
Samuel Goldwyn
Una buena idea es como un yo-yo que puede ir hasta el final de su cadena, pero no morir allí, sino que sólo duerme. Eventualmente se retrocede hasta en la palma de su mano.
Stephen King