No te fíes de nadie, quizás un poco de tu madre.
Sheldon Adelson
Las ideas nuevas sólo fructifican cuando la tierra está preparada para recibirlas.
Allan Kardec
Una de las enseñanzas de Buda: cuando friegue los platos, friega los platos.
Amélie Nothomb
Naciste para ser feliz, no para agradar a todo el mundo.
Arcángel
He aquí una regla fundamental en los negocios: házselo a los demás, puesto que ellos te lo harán a ti.
Charles Dickens
Son tan insensatos los hombres que una violencia respetada acaba por parecerles un derecho.
Claude Adrien Helvétius
Y por un momento he sentido que a lo mejor una idea es más importante que el mero hecho de estar vivo, porque una idea vive mucho tiempo después de que uno haya desaparecido.
Douglas Coupland
Se nos da bien jugar partidos en el extranjero; hoy en Mónaco, la otra vez en Hamburgo, la final en Barcelona...
Enrique Cerezo
Todas las sectas me parecen estar en lo cierto en sus afirmaciones, y equivocadas en sus negaciones.
Goethe
¿Se puede realmente diferenciar entre los medios de comunicación de masas como instrumentos de información y diversión, y como medios de manipulación y adoctrinamiento?
Herbert Marcuse
Nací a los doce años en una subasta de la Metro Goldwyn Mayer.
Judy Garland
Que en amigotes de los que hay agora Ni deuda ni mujer está segura.
Lope de Vega
No me agrada el tal Rotten, que dice cosas desagradables de mí. Sé que siente que tiene que hacerlo, porque yo, al igual que la reina, soy una de las mejores cosas que Inglaterra tiene.
Mick Jagger
En el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el momento en que le entiendo lo suficientemente bien como para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo. Y entonces, en ese preciso momento, cuando le quiero...
Orson Scott Card
Lo único que sabemos es lo que nos sorprende: que todo pasa, como si no hubiera pasado.
Silvina Ocampo
Un don Juan seduce a las muchachas y después las abandona; pero su placer no está en abandonarlas, sino en seducirlas. No puede, pues decirse que esto sea crueldad en absoluto.
Søren Kierkegaard