Las cosas que mucho suben, al mejor tiempo caen.
Séneca
Y por eso, a lo largo de todo el verano, un poco de invierno se quedaba en casa.
Amos Oz
Yo pensaba que también podía ser heroico escaparse por gusto, sin más, por amor a la libertad y a la alegría, - no a la alegría impuesta oficial y mesurada, sino a la carcajada y a la canción que brotan de una fuente cuyas aguas nadie canaliza.
Carmen Martín Gaite
La avaricia es la más desinteresada de las pasiones, ya que exige una abnegación, a veces de magnitud heroica.
Francisco Ayala
Los jóvenes sólo pueden entenderse entre ellos. Es muy difícil que una persona mayor escuche y comprenda a un joven.
François Mauriac
No una creencia, si no un obrar.
Friedrich Nietzsche
En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría.
Isaac Asimov
Los extremistas creen que comunicación es estar de acuerdo con ellos.
Leo Calvin Rosten
Nunca como estas mañanas estuvimos tan exentos de los envejecimientos del espíritu ni nuestros pensamientos se parecieron tanto a nuestros actos.
Mario Payeras
Manifiéstate en favor de la justicia, sin importar lo que cueste.
Patch Adams
Al igual que aquello que padecen una enfermedad no tienen fuerzas para realizar ningún trabajo físico, aquello cuyas mentes están aturdidas por la confusión tampoco las tienen para realizar ninguna acción virtuosa.
Shantideva
La reducción de la opción política libre al consumo económico libre requiere la producción y el consumo ilimitado de imágenes.
Susan Sontag
El amor hace que todo lo amargo se le haga a uno dulce y sabroso.
Tomás de Kempis
El antisemitismo es la expresión de la falta de talento, de la incapacidad de vencer en una contienda disputada con las mismas armas; y eso es aplicable a todos los campos, tanto la ciencia como el comercio, la artesanía, la pintura. El antisemitismo es la medida de la mediocridad humana.
Vasili Grossman
Trabajemos sin teorizar; es la única manera de hacer soportable la vida.
Voltaire
Juro por la burra de Balaam que, si sigue callando, haré que se arrepienta de su obstinación. Y diciendo estas palabras, el Califa no pudo evitar lanzar sobre el desconocido una de sus peligrosas miradas; éste ni se inmutó: el ojo asesino no le produjo el menor efecto.
William Beckford