Cuanto más cercano se está a lo que se teme, más ligero es el temor.
Séneca
No innovo, transmito.
André Derain
¡No la llamemos nación -a Polonia-; llamémosla sepulcro!
Antonio Aparisi y Guijarro
No faltaba, además, la causa habitual, que siempre suele encender sin cesar el odio, a saber, su reciprocidad, puesto que las otras naciones no pudieron menos de corresponderles con el odio más terrible.
Baruch Spinoza
Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad.
Benedicto XVI
Corrijo con la cabeza, pero escribo con mi vida real y la imaginada, con mis sueños y sus caminos, con mis recuerdos y mis miedos.
César Fernández García
La pasión no es una especie de monstruo, como tal vez imaginamos su deformidad está en su violencia. Todo afecto, toda inclinación, todo deseo, puede llegar a ser pasión, y las pasiones, aunque nos parezca que nacen gigantes, porque realmente lo son cuando las notamos, tuvieron un momento en que fueron afectos, inclinaciones, deseos moderados.
Concepción Arenal
Y crecen niños con ojos profundos, que nada saben, crecen y mueren, y prosiguen los hombres su camino.
Hugo von Hofmannsthal
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
Jorge Guillén
¡Varo, devuélveme mis legiones!
Julio César
La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.
Michel de Montaigne
El rugby es un juego muy rudo, casi tan rudo como la política.
Morgan Freeman
En realidad, la condición de la humanidad es una sola, la que nos une, a pesar de nuestras diferentes formas de pensar, en este lugar sombrío y húmedo. El Hermano, el comunista, el borracho, el ladrón... Todos somos iguales ante la muerte, ante el poder del destino inexorable.
Naguib Mahfuz
El hombre sólo puede hacer dos cosas duraderas con la mujer: o discutir o casarse con ella. Este es un gran argumento a favor de la discusión.
Noel Clarasó
Con los románticos arraiga definitivamente la poesía en nuestro suelo, y con ellos adquiere significado nacional.
Rodrigo Miró Grimaldo
Hay casos tan feos, que aún al que los castiga ofenden.