Ningún bien, se disfruta sin compañía.
Séneca
Puede decirse que los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material.
Allan Kardec
La bondad es algo que uno elige. Cuando un hombre no puede elegir, deja de ser hombre.
Anthony Burgess
La historia es repetitiva porque los hombres tenemos mala memoria.
Blanca Miosi
Lo que vale es tener los pies en la tierra, el concepto de la familia, los amigos; apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no sólo material, no sólo físico.
Carlos Slim
El odio es un borracho en el fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida.
Charles Baudelaire
Si el gobernante se impone por sus cualidades y mantiene el orden en armonía con las buenas costumbres, el pueblo sentirá vergüenza de actuar mal y avanzará por el camino de la virtud.
Confucio
Para tomar una buena decisión tenemos que aplicar sentimientos a los pensamientos.
Daniel Goleman
Lo provisorio amenaza continuamente con transformarse en definitivo, y lo definitivo amenaza no dejar de ser más que algo provisorio.
Émile Armand
Las coronas de laurel son arrebatadas por un soplo de brisa; contra las coronas de espinas, nada puede la tempestad.
Friedrich Hebbel
Las verdades que se callan se vuelven venenosas.
Friedrich Nietzsche
Sólo cuando me salga con naturalidad usar el verbo escribir en impersonal podré esperar que a través de mí se exprese algo menos circunscrito que la individualidad de un ser aislado.
Italo Calvino
Su inteligencia es intelectual y emocional, como un niño. Si un artista pierde esa inocencia de niño, pierde mucha justicia creativa. Así que Michael crea a su alrededor un mundo que proteja esa creatividad.
Jane Fonda
El crecimiento del capitalismo ha sido una poderosa influencia en el desarrollo del museo como el albergue propio de las obras de arte, y en el progreso de la idea de que son cosa aparte de la vida común.
John Dewey
En todas las ciencias hay bolsas de pseudociencias.
Mario Bunge
Adoro a los gatos. Son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños.
Umberto Eco