El hombre feliz no es el hombre que ríe, sino aquel cuya alma, llena de alegría y confianza, se sobrepone y es superior a los acontecimientos.
Séneca
Este hombre, a pesar de que parecía tan humilde y avergonzado en su aire y modales, y pasó tan desatendido, me había inspirado con un sentimiento de horror, por la palidez sobrenatural de su rostro, de la que no podía apartar mis ojos, ya que yo era incapaz de soportarlo.
Adelbert von Chamisso
Es un principio comúnmente aceptado que hay que obedecer para poder ordenar bien.
Aristóteles
Todo llega si uno simplemente espera.
Benjamin Disraeli
Talismán del abismo, melancólico y fuerte, imantado de vida, imantado de muerte... A veces me pareces una tumba sin dueño... Y a veces... Una cuna ¡Toda blanca! Tendida de esperanza y de ensueño...
Delmira Agustini
Sin la amistad, el mundo es un desierto.
Francis Bacon
Cuando me dijeron que tenía que dar beso con lengua a Kate Winslet, dije: ¡Acepto el papel!
Geoffrey Rush
Con todas las fuerzas en contra, perseverar. Jamás doblegarse. Mostrarse fuerte atrae el auxilio de los dioses.
Goethe
La desesperación es el resultado de pretender tomarse en serio la vida con todas sus bondades, la justicia y la razón, y de cumplir con sus exigencias.
Hermann Hesse
Comienza tu obra; comenzar es haber hecho la mitad; comienza de nuevo, y la obra quedará terminada.
Jacinto Benavente
Eso es lo que pasa cuando la tierra se tira a la galaxia.
Jimi Hendrix
Siente cada día la obligación de ser santo. - ¡Santo!, que no es hacer cosas raras: es luchar en la vida interior y en el cumplimiento heroico, acabado, del deber.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Fue la última vez que el Titanic vio la luz del día.
Kate Winslet
Entendería cualquier decisión. Llevo tanto tiempo en el fútbol que me han salido pelos en los huevos.
Manuel Preciado
... llorar, recurso común a las mujeres débiles, seducidas o falsas...
Marqués de Sade
Adán y Eva vivían en un lugar muy bonito que se llamaba Paraíso, que era uno como bosque lleno de flores, con pájaros, venados y leones. Pero los leones estaban amaestrados.
Roberto Gómez Bolaños