Muchas veces la ley se somete a la utilidad.
Séneca
Dando libertad a los esclavos la aseguramos a los libres.
Abraham Lincoln
Si un trovador me pidiera un poquito de luz para su vida, toda la selva en fuego convertida para su corazón yo le ofreciera.
Atahualpa Yupanqui
Los regalos se hacen por gusto del que regala, no por mérito del que recibe.
Carlos Ruiz Zafón
¿Ahora que debo hacer? Mi corazón ha sido golpeado. Muy triste pero es cierto. Cada latido me recuerda a ti.
Christina Aguilera
Los capítulos de la madrugada salen de su borrador al crecer el día.
Gonzalo Santonja
En general se suele oponer Europa a España. Pero España es Europa antes que otras muchas naciones. ¿Cómo vamos a entrar en Europa si ya estamos?
Gustavo Bueno
La mezcla que hay en mi Lolita de tierna, soñadora infantilidad y una especie de vulgaridad inquietante.
James Mason
Lo grave no es decir tonterías, sino decirlas en nombre de principios.
Jean Rostand
El éxito electoral suele recompensar el doble discurso y la doble personalidad.
José Pablo Feinmann
La enfermedad me humilló y me abrió los ojos. Me hizo mirar la vida de forma más objetiva. ¿Si sobrevivo en qué me quiero convertir?
Lance Armstrong
¿Sabes por qué sigues usando tu nombre élfico? Porque, a pesar de lo que digas, has dejado mucho atrás. Mientras no seas capaz de mirar al pasado sin dolor, nunca te forjarás una nueva identidad y un destino diferente.
Laura Gallego García
Nuestra tarea consistirá en hacer que mientras dure la revolución, ningún hombre carezca de pan, ni una mujer se vea obligada a estar en una fila para recibir una bolsa de salvado como limosna, ni un niño a quien le falte lo necesario para su débil constitución.
Piotr Kropotkin
A perro flaco todo son pulgas.
Proverbio
Si no queréis temer nada, pensad que todas las cosas son de temer.
Tanto el lector como el pensador, el esperanzado y el flâneur, son todos tipos del iluminado, como lo son el que consume opio, y el soñador, y el embriagado. Y ellos son, además, los más profanos. Por no hablar de la más terrible de las drogas -la más terrible, a saber, nosotros mismos-, que consumimos en nuestra soledad.
Walter Benjamin