Es curioso cómo los hombres muchas veces sólo ven lo que han decidido ver y no lo que hay realmente ante ellos.
Santiago Posteguillo
La amistad puede acrecentar la capacidad de acción y creación de los hombres.
Anónimo
Las personas que viven solas siempre tienen algo en su mente que estarían dispuestos a compartir.
Antón Chéjov
Si el hombre tuviese alas, bajaría más.
Antonio Porchia
Se encuentran muchos hombres que hablan de libertad, pero se ven muy pocos cuya vida no se haya consagrado, principalmente, a forjar cadenas.
Gustave Le Bon
Es el fracaso lo que torna el hueso en piedra; el cartílago en músculo, lo que hace a los hombres invencibles.
Henry Ward Beecher
El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor.
Horacio
La vida es saberse, es evidencial.
José Ortega y Gasset
Alguien ha dicho, no sin razón, que el primero y el último día del matrimonio son deseables, pero que el resto son terribles.
Juan de Mariana
Solo está el hombre, con su sueño, su sombra y su deseo.
Luis Cardoza Y Aragón
No puede haber creencia sino donde hay concepción, pues la creencia consiste en admitir como verdad lo que se ha concebido y en creer que fuera del espíritu es tal como se ha concebido.
Maimónides
R de revolución, A de actitud, P de Poesía.
Nach
Tengo corazón, mas corazón de soberano; no me apiado de las lágrimas de una duquesa, pero me afectan los males de los pueblos.
Napoleón Bonaparte
A D'Oropel no le hacía falta una torre con diez mil trolls acampados alrededor. Le bastaban un libro de contabilidad y su propio ingenio. Funcionaba mejor, salía más barato y por las noches se podía ir de fiesta.
Terry Pratchett
Empiezo a desear un lenguaje parco como el que usan los amantes, palabras rotas, palabras quebradas, como el roce de las pisadas en la acera, palabras de una sílaba como las que usan los niños cuando entran en un cuarto donde su madre está cosiendo y cogen del suelo una hebra de lana blanca, una pluma, o un retal de chintz. Necesito un aullido, un grito.
Virginia Woolf
El buen predicador es el que sigue sus propios preceptos.
William Shakespeare