En la política el arrepentimiento no existe. Uno se equivoca o acierta, pero no cabe el arrepentimiento.
Santiago Carrillo
Hay algo que ni siquiera Dios pudo negar a los hombres: la libertad.
Adolfo Suárez
Se escriben muchas cosas del amor, muchas veces redunda para terminar desnudos sobre una alcoba.
Alex Pimentel
Los sucesos malvados proceden de causas malvadas.
Aristófanes
La pereza camina tan despacio, que la pobreza la alcanza muy pronto.
Benjamin Franklin
No importa lo bueno que sea, no importa lo bien que crea que conoce su negocio, tiene que permanecer vigente todo el tiempo. No sobrevivirá solo con la experiencia o la habilidad. Incluso los mejores cirujanos tienen que ponerse al día sino quieren perder el ritmo. No importa lo que dirija, no puede dormirse en los laureles. Trabaje para hacer que su época no se acabe nunca.
Donald Trump
Pensar no es captar la esencia de las cosas sino reflexionar sobre ellas...
Eduardo Vázquez
¿Por qué Intereconomía emite sus programas en color si están en los años 40?
El Gran Wyoming
Odio el jazz.
Emma Stone
Inmortales, los mortales; mortales, los inmortales; viviendo unos la muerte de aquéllos, muriendo los otros la vida de aquéllos.
Heráclito
Las balas cambian más los gobiernos que los votos.
Ian Holm
Alegraos con su perdón, pero no olvidéis lo que os digo, porque un día ese joven de aspecto indolente e inofensivo causará la ruina de vuestra causa. ¡Hay muchos Marios en César!
Julio César
La melancolía de una vida demasiado corta para tantas bibliotecas.
Julio Cortázar
El hombre no puede dejar de plantearse el tema de la sociedad buena, y no puede tampoco liberarse de la responsabilidad de dar una respuesta, remitiéndose a la historia o a cualquier otro poder distinto de su propia razón.
Leo Strauss
Cada instante de tu vida tiene sentido si aprendes de él, y, si lo haces, los siguientes instantes serán más sencillos.
María Jesús Álava Reyes
Todos los castigos de la Iglesia, incluso la hoguera, incluso la excomunión, fueron impuestos para salvar el alma de condenarse eternamente, cosa que no puede decirse de la furia destructora de los jacobinos.
Thomas Mann