La prudencia guarda en seguridad a la vida, pero pocas veces la hace dichosa.
Samuel Johnson
Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.
Anónimo
El flirt es el pecado de las mujeres honradas.
Armando Leyva Balaguer
Ninguna fuerza abatirá tus sueños, porque ellos se nutren con su propia luz. Se alimentan de su propia pasión.
Atahualpa Yupanqui
Nuestra indisciplina es la suma de comportamientos repetidos que se convirtieron en una forma de actuar natural.
David Valois
Ni siquiera el progreso resulta progresista, porque hasta el progreso está en manos de pocos propietarios. El alimento de las minorías se convierte en el hambre de las mayorías.
Eduardo Galeano
Un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de risa, si no me diese piedad.
Gustave Flaubert
Un hombre con una motivación es más fuerte que un Dios.
John Hurt
A través de un proceso continuado de inflación los gobiernos pueden confiscar -secreta y disimuladamente- una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos, agregando que este proceso llevaba al empobrecimiento de la mayoría aunque enriqueciendo a algunos.
John Maynard Keynes
La palabra es lo mejor que se puede encontrar, la tentativa siempre frustrada para expresar eso a lo que, por medio de palabra, llamamos pensamiento.
José Saramago
Todos somos únicos, sólo que nunca como nos imaginamos.
Kate Morton
Yo amo los sombreros. Cuando era nene tenía una colección y los usaba muchísimo, después me los afanaron todos. Al empezar a quedarme medio pelado, me pelé del todo y no los usé más, prefiero andar así.
Luca Prodan
La vanidad saquea la dignidad.
Luis Alberto Costales
Cada libro es una imagen de soledad. Es un objeto tangible que uno puede levantar, apoyar, abrir y cerrar, y sus palabras representan muchos meses, cuando no muchos años de la soledad de un hombre, de modo que con cada libro que uno lee puede decirse a sí mismo que está enfrentándose a una partícula de esa soledad.
Paul Auster
Te quejas de las censuras de tus maestros, émulos y adversarios, cuando debieras agradecerlas. Sus golpes no te hieren; te esculpen.
Santiago Ramón y Cajal
El paraíso del necio es el infierno del sabio.
Thomas Fuller