Le diré a Vd. un definitivo puede ser.
Samuel Goldwyn
El precio del hombre es su voluntad.
Agustín de Hipona
Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír.
Anónimo
A mi modo de ver, Watson, basado en mi experiencia, los más bajos barrios de Londres no presentan un record más terrible de pecado que el sonriente y bello campo.
Arthur Conan Doyle
Si se me diera la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería la capacidad de reírse cada cual de sí mismo.
Charles M. Schulz
Hoy buscamos lo que mañana rehuiremos. Hoy deseamos lo que mañana nos asustará e, incluso, nos hará temblar de miedo.
Daniel Defoe
Nos gustaba porque era como nosotras, Faye. Aquel océano era obvio. Todo el tiempo estábamos buscando algo obvio.
David Foster Wallace
No nos hacemos libres por negarnos a aceptar nada superior a nosostros, sino por aceptar lo que está realmente por encima de nostros.
Goethe
Aunque las circunstancias influyen mucho sobre nuestro carácter, la voluntad puede modificar en nuestro favor las circunstancias.
John Stuart Mill
Los hombres casados son horriblemente aburridos cuando son buenos maridos, pero son abominablemente presumidos cuando no los son.
Oscar Wilde
Los diez mandamientos están hechos para cerebros aburridos. Los primeros cinco son exclusivamente para el beneficio de los curas y sus poderes; los segundos cinco son medias verdades, ni completas ni adecuadas.
Robert A. Heinlein
Hay dos emociones que siempre controlan la vida de la gente: el miedo y la codicia. Si le ofreces más dinero, continuará por siempre en ese ciclo y gastará más cada vez. Es a lo que le llamo la Carrera de la Rata.
Robert Kiyosaki
En el Arriaga lo perdí todo.
Salvador Videgain
Digo que es mi amigo, aunque, en el último año, parece una palabra demasiado suave para explicar lo que Gale significa para mí.
Suzanne Collins
Ninguna injusticia puede convertirse en norma de juicio por la que se guien los jueces posteriores.
Thomas Hobbes
Ahora está bastante claro para mí que no hay esferas sólidas en los cielos, y las que han sido ideadas por los autores para salvar las apariencias, sólo existen en su imaginación, con el fin de permitir que la mente pueda concebir el movimiento que siguen los cuerpos celestes.
Tycho Brahe