Pensemos en las horas en que, abrazados, en la oscuridad, nuestros corazones entristeciéndose al unísono, escuchamos decir al viento lo que es estar fuera, por la noche, en invierno, y lo que es haber sido lo que nosotros hemos sido, y naufraguemos juntos en una desgracia sin nombre, apretujándonos.