Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada.
Samuel Beckett
Los únicos partidos temibles para un gobierno son aquellos que no se venden.
Achille Tournier
Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, y de repente tú llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, tu belleza y tu tranquila temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre. Ya no era nada.
E. L. James
No hago mis películas pensando en un público intelectual; son películas para todo el mundo, creo. Son películas que pretenden ser populares; intentan interesar al espectador por cosas pertenecientes al ámbito de los sentimientos, de las emociones y de la afectividad.
François Truffaut
Cada experiencia lleva en sí misma su lección.
Frank Herbert
La superstición en que fuimos educados conserva su poder sobre nosotros aun cuando lleguemos a no creer en ella.
Gotthold Ephraim Lessing
Dios no existe, la naturaleza se rige por sí misma.
Ignacio Manuel Altamirano
Ya que les pagamos palacios, yates, viajes a esquiar y montar a caballo, no habría estado de más que, por una vez, abandonasen sus ocupaciones y compartiesen con la sociedad su preocupación por la guerra de Iraq.
Javier Madrazo
Vive rápido, muere joven y dejar atrás un bonito cadáver.
John Belushi
Los españoles tienen cierta inclinación al masoquismo histórico.
José María Aznar
Los locos desvaríos sobre las sagradas armas de la guerra han perdido cada vez más su ímpetu, el entusiasmo por la guerra se ha debilitado, el deseo de una pronta paz ha crecido poderosamente por todas partes.
Karl Liebknecht
Cuando eres un médium, estás en sintonía con una cierta atmósfera.
Kristen Stewart
A veces el silencio era lo más fácil si la única palabra que quedaba por pronunciar era adiós.
Lisa Kleypas
Lo único que he escuchado bien los últimos años, son los pasos de la muerte.
Ludwig van Beethoven
Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez.
Oscar Wilde
Las palabras pueden ser falsas, los suspiros son el lenguaje natural del corazón.
Thomas Shadwell