El dolor no perfecciona porque el dolor es de Satán. La Gran Realidad Divina es felicidad, paz, abundancia y perfección. La Gran Realidad no puede crear el dolor. Lo perfecto no puede crear dolor. Lo que es perfecto solo engendra felicidad.
Samael Aun Weor
¿Hasta qué punto es cualquier hombre moralmente responsable de cualquier acto? No lo sabemos.
Alexis Carrel
Helena fue, sencillamente, todas las mujeres a las que los hombres, en el curso de los siglos, han amado y odiado. Una y cien mil. Nunca "ninguna".
Andrea Calogero Camilleri
El estado no es mongo.
Cristina Fernández De Kirchner
¿Quién quiere vivir por siempre?
Freddie Mercury
Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender.
José Martí
Deje su indócil rareza tu numen desolador, que en el drama inmolador de nuestros mudos abrazos yo te abriré con mis brazos un paréntesis de amor.
Julio Herrera y Reissig
La juventud no debe sólo asimilar los frutos de la cultura de sus padres, sino que debe elevar la cultura a nuevas cimas, a las que no llegan las gentes de las anteriores generaciones.
Konstantin Stanislavski
El viento ululaba entre las ramas de los árboles, y ya se sabe que en el mundo no hay música más dulce que la del viento sonando en las copas de los pinos al atardecer.
Lucy Montgomery
Cada clase social tiene su patología.
Marcel Proust
Aprende a amar la soledad; pero acepta siempre con gusto las interrupciones. El amor a la soledad es propio de todas las vidas triunfadoras.
Noel Clarasó
El acento dulce de tu voz amada, me parece una ola de llanto que besa las playas.
Salvador Rueda
Cuando descubras el regalo perfecto estarás satisfecho de permanecer dondequiera que te encuentres.
Spencer Johnson
El Zen es, enfáticamente, un asunto de experiencia personal; si algo puede llamarse radicalmente empírico, eso es Zen. Ningún monto de lectura, de enseñanza, de educación ni de contemplación convertirá a uno enmaestro Zen.
Teitaro Suzuki
Y ahora quiero bailar. Quiero ganar. Quiero ese trofeo.
Uma Thurman
La mujer es un manjar digno de los dioses cuando no lo guisa el diablo.
William Shakespeare