La guerra es una locura y está perdida para los dos bandos.
Salvador Videgain
Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello.
Abraham Lincoln
La humanidad podrá desarrollarse a plenitud, cuando la sociedad logre su emancipación definitiva y permanezca armada con conciencia -ideología- para defenderse.
Alex Pimentel
Nunca hubo maldades, sólo ingenuidad.
Amaia Montero
Todos sabemos la fascinación que ejerce el vicio del juego y qué difícil es también salirse de él.
Ann Radcliffe
El hombre que pide a los dioses la muerte es un loco: no hay en la muerte nada tan bueno como la miseria de la vida.
Eurípides
Todas las formas de explotación son idénticas, porque se aplican, todas por igual, al mismo objeto: el hombre.
Frantz Fanon
El sol era un melón, la tarde una sandía y la vida, la vida una pura gana de morder y morder manzanas.
Juan Cunha
El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó.
Mark Twain
Un libro debe construirse como un reloj y venderse como un salchichón.
Oliverio Girondo
... Si la razón considero de que en toda buena guerra es principio militar que el que es dueño de la mar es el dueño de la tierra...
Pedro Calderón de la Barca
Y dijo Judas: solo necesito un trozo de cuerda.
Roberto Iniesta
Más de la mitad de mi vida he estado en la cárcel, en el exilio, en la clandestinidad, pero mucha gente que no tenía ideas ha pasado calamidades sin cuento, con la guerra civil, con la guerra mundial... La vida hay que vivirla conscientemente.
Santiago Carrillo
Ya que el Nuevo Mundo tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que federarse los diferentes estados.
Simón Bolívar
El verdadero hombre sonríe ante los problemas, recoge la fuerza de la angustia y crece con la reflexión.
Thomas Paine
Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida, por tanto, cuyo sentido dependiera, en última instancia, de la casualidad no merecería en absoluto la pena de ser vivida.
Viktor Frankl