Cada una de esas circunstancias necesarias al acontecimiento del hecho se conforma en torno a su imposibilidad, haciéndolo posible. Todas concuerdan entre sí. Ninguna falta o sobra cuando el hecho tiene lugar. Las cosas, las circunstancias, están allí sólo para ceñir, como circunstancias, al hecho que ocurre en su interior.