En corazón inteligente descansa la sabiduría, en el corazón de los necios no es conocida.
Salomón
Ese último momento no cuando no queda tiempo para decir siquiera: te voy a echar de menos.
Alejandro Sanz
No hay verdades absolutas; todas las verdades son medias verdades. El mal surge de quererlas tratar como verdades absolutas.
Alfred North Whitehead
Tengo mucha capacidad de trabajo y descanso trabajando.
Antonio Banderas
No tengo sueños. ¿cómo decirlo?, Yo soy un sueño.
Ayumi Hamasaki
Hay muchas pesadillas para aquellos que no duermen sabiamente.
Bram Stoker
El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.
Carl Gustav Jung
Un hombre lleno de si mismo, siempre está vacío.
Charles Régismanset
El comunismo solo es compatible con la moral de la renunciación, es decir, con una moral de esclavos.
Émile Armand
Un Ideal no es la suma de perfecciones que concebimos, sino la raíz metafísica que provocó en nosotros esa conciencia de perfección.
Jorge Ángel Livraga Rizzi
Cosa bella y mortal pasa y no dura.
Leonardo da Vinci
Los animales no humanos no pasan más allá de impulsos instintivos y reflejos condicionados.
Ludwig von Mises
Al principio, la inseguridad me atenazó con cuerdas invisibles, pero después, con la piel sudorosa y el corazón a punto de rompérseme en pedazos, me di cuenta de que en aquella cama no sólo estábamos Farag y yo, sino que también se movían conmigo, aprisionándome, los falsos tabúes y las ridículas hipocresías en las que me habían educado.
Matilde Asensi
La ira ofusca la mente, pero hace transparente el corazón.
Niccolò Tommaseo
Los ingleses siempre están degradando las verdades en hechos. Cuando una verdad se transforma en un hecho pierde todo su valor intelectual.
Oscar Wilde
Pues la paz mundial -que ha existido muchas veces- significa la renuncia privada de la enorme mayoría a la guerra; por lo cual esta mayoría, aunque no lo declare, está dispuesta a ser el botín de los otros, de los que no renuncian. Comienza con el deseo -mortífero para los estados- de una reconciliación universal y termina no moviendo nadie el dedo cuando la desgracia cae sobre el vecino.
Oswald Spengler