No había más que darle un toquecito ligero en la espalda de vez en cuando. Y cuando se daba la vuelta movía el trasero a saltitos de una manera graciosísima. Me encantaba. De verdad. Para cuando volvimos a la mesa ya estaba medio loco por ella.
Salinger
No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad. Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas. Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir. Ya no estoy muerto: estoy enamorado.
Adolfo Bioy Casares
Ante lo reiterado, y a falta de quien contradiga, todos creen, lo que no significa saber.
Fernando de la Rúa
La originalidad estriba únicamente en dar el nombre. Cread el nombre y la cosa será creada.
Friedrich Nietzsche
Lo que importa más nunca debe de estar a merced de lo que importa menos.
Goethe
No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos.
Jean-Paul Marat
Es imposible ocultar el amor en los ojos del que ama.
John Crowne
He aquí una cosa que rechazamos cuanto más la necesitamos: el consejo. De mala gana lo escucha quien más lo necesitaría, a saber: el ignorante.
Leonardo da Vinci
La campana para de sonar. El eco de las flores perfuma la noche.
Matsuo Basho
¡A pesar de la mierda, yo creo!
Maurice Béjart
Bajo un sistema de laissez faire el nivel del empleo depende en gran medida del llamado estado de la confianza. Si tal estado se deteriora la inversión privada declina, lo que se traduce en una baja de la producción y el empleo. (directamente y a través del efecto secundario de la reducción del ingreso sobre el consumo y la inversión)
Michał Kalecki
Si tenemos derecho a vivir, tenemos derecho a morir.
Osamu Dazai
A partir del arte todos los hombres se salvan.
Richard Wagner
Paso las horas sin hablar, menos a veces que me vuelvo loco. Y mi cabeza, ¿dónde está? la estoy perdiendo de poquito en poco.
Roberto Iniesta
Halla en la desgracia consuelo el que lo prodigó en la prosperidad.
Séneca
Y era como si a su obra le faltase el fervor de esa alegría ágil que, como ninguna otra cualidad, produce el encanto del público.
Thomas Mann