¿Qué es más peligroso, este virus o los demócratas?
Sacha Baron Cohen
El precio del hombre es su voluntad.
Agustín de Hipona
Los hombres no dejan de jugar cuando se hacen viejos. Se hacen viejos cuando dejan de jugar.
Anónimo
No hay que decir cobra buena fama y échate a dormir, pues ya aun antes de cobrarla, se echan a dormir todos.
Baltasar Gracián
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Benjamin Franklin
Si ya te he dado la vida ¿Qué más quieres? ¡Quieres más!
Chavela Vargas
Lo que percibe el sentido y conoce el espíritu nunca tiene su fin en si mismo. Sin embargo, el sentido y el espíritu quisieran hacerte creer que son el fin de todas las cosas; tal es su soberbia.
Friedrich Nietzsche
Los indios denominan al Ser supremo Pananad o el Inmóvil, porque a ellos mismos les encanta holgazanear.
Georg Christoph Lichtenberg
El comportamiento en la actualidad está dominado por los buscadores. Usted va a su buscador favorito, escribe lo que quiere buscar y la da al botón de buscar. Luego toman los primeros resultados y siguen los enlaces.
Jakob Nielsen
La riqueza de un hombre no se encuentra en la cantidad de dinero que posee, sino en la calidad de su conocimiento y educación.
Javier Herrera
A las víctimas del terrorismo se las insulta, se las maltrata e injuria.
José Antonio Ortega Lara
Uno tiene en sus manos el color de su día... Rutina o Estallido.
Mario Benedetti
Los hombres somos superiores a ustedes (las mujeres) en todo...
Mauricio Garcés
Nos hemos acercado muchas veces al fracaso. La mayoría de los emprendedores se acerca a él.
Richard Branson
Las cosas complejas y estadísticamente improbables, son por naturaleza más difíciles de explicar que las cosas simples y estadísticamente probables.
Richard Dawkins
No me había dado cuenta hasta ahora de qué necesitada he estado de cercanía humana. De sentirlo a él a mi lado en la oscuridad. Desearía no haber malgastado el último par de noches dejándolo fuera. Me hundo en el sueño, envuelta en su calor, y cuando abro los ojos de nuevo, la luz del día entra por las ventanas.
Suzanne Collins