Gran numero de ellos parece testimonio irrecusable de la teoría de Darwin, pues más que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila: no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada sólo revela idiotismo y brutalidad.
Paradójicamente, la capacidad de estar solo es la condición indispensable para la capacidad de amar.
Las cosas malas de la vida nos ofrecen un contraste que intensifica y mejora el sabor de las buenas.