Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésta ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Rubén Darío
Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias.
Abraham Lincoln
Uno anhela un director con un sentido de la imaginación.
Alan Rickman
Si el Everton jugara en el jardín de mi casa, correría las cortinas.
Bill Shankly
Tan fiel, que á veces dudo si pudo ser jamás...
Delmira Agustini
La bondad se abre paso suavemente.
Doménico Cieri Estrada
Un ser que se acostumbra a todo; tal parece la mejor definición que puedo hacer del hombre.
Fiódor Dostoyevski
Yo no creo en el felices para siempre. Yo creo en los que se sobrellevan a diario sus imperfecciones, colaboran juntos en sus proyectos y se aman cada día sin prometerse eternidad.
Ignacio Novo Bueno
Yo le quería decir que el azar se parece al deseo...
Joaquín Sabina
El mundo tiene dos campos: los que aborrecen la libertad, porque sólo la quieren para si, están en uno; los que aman la libertad, y la quieren para todos, están en otro.
José Martí
Las sociedades son apáticas y ni siquiera la evidencia de los hechos las conmueve o las mueve. Si no hay resistencia se puede llevar a las sociedades donde quiera.
José Saramago
El señor nos ha dado este cuerpo, animado de un alma inteligente, y una bella voluntad. Y ha dicho: esta máquina es buena, pero trátala bien.
Juan Pablo I
Así eran los científicos, lo sabía desde Harvard: para ellos, la teoría era la realidad y el mundo, un modelo bastante impreciso.
Ken Follett
Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo.
Mary Shelley
Sería una contradicción si los opresores no sólo defendiesen sino practicasen una educación liberadora.
Paulo Freire
Estamos en la época del material deshechable.
Roberto Fontanarrosa