Se sentía tan ligera que hubiera sido capaz de echarse a volar. Era prodigioso comprobar lo poco que pesaba un corazón feliz.
Rosa Montero
Nadie puede engañar a todos durante todo el tiempo.
Abraham Lincoln
Nadie puede hacer que un cangrejo camine derecho.
Aristófanes
La virtud resplandece en las desgracias.
Aristóteles
Menos dañosa es la mala ejecución que la irresolución.
Baltasar Gracián
Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos mayores lamentamos no tener a la mujer.
Cesare Pavese
A toda esa gente a quien se le ha muerto un hijo tienes ganas de decirles: adelante. Culpaos.
Chuck Palahniuk
Todos los razonamientos pueden dividirse en dos clases, a saber, el razonamiento demostrativo o aquel que concierne a las relaciones de ideas y el razonamiento moral o aquel que se refiere a las cuestiones de hecho y existenciales.
David Hume
La experiencia por sí misma no es ciencia.
Edmund Husserl
Para ser un hombre superior en los negocios no se trata de adquirir cualidades, sólo se trata de perder algunas.
François-René de Chateaubriand
El desánimo resta vitalidad, y acaso rebaja las defensas. Quita ganas de luchar y de vivir, sin que apenas nos demos cuenta. Agota, consume fuerzas. Las preocupaciones y los temores nos hacen más débiles, no me cabe duda de eso, y la falta de horizontes apaga poco a poco cualquier brío.
Javier Marías
La perfección es un espejismo, una manera de elevar tu objetivo.
Joan Brady
La única finalidad por la cual el poder puede ser ejercido sobre un miembro es evitar que perjudique a los demás. Nadie puede ser obligado a realizar o no realizar determinados actos ni aunque así fuese la opinión de los demás.
John Stuart Mill
El amor es lo mejor y al mismo tiempo lo peor del mundo.
Jorge Amado
Lo que nunca podré yo aprobar es que hombres ociosos vayan destruyendo la república con las rentas anuales que perciben, sin más que por tener empleos imaginarios, de los que suele haber desgraciadamente un gran número, sobre todo cuando el reino está alterado y en singular desorden.
Juan de Mariana
Cuando hemos merecido una vez el odio de un hombre, debemos presumir que busca hacernos traición. Su amistad debe sernos sospechosa.
Pierre Corneille