Mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poesía de todos.
Roque Dalton
Creo que en la política ya sé diferenciar entre los pecados de los hombres y la limpieza de las ideas.
Adolfo Marsillach
Yo soy el personaje que se supone que no te guste.
Alan Rickman
No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
Alejandra Pizarnik
Cuando las condiciones se hacen insoportables, los hombres reaccionan básicamente, según su temperamento, de tres maneras distintas: rebelándose, con apatía o engañándose a sí mismos.
Arthur Koestler
En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor.
Buda Gautama
Con constante oración y súplica pediremos al Hacedor de todas las cosas, conserve íntegro el número contado de sus escogidos en todo el mundo, por su amado Hijo y Siervo, Jesucristo Para conocerte a Ti, el solo Altísimo en las alturas Tú sólo eres el bienhechor de los espíritus y Dios de toda carne.
Clemente de Roma
La felicidad del ser humano depende de su buena voluntad básicamente.
Doménico Cieri Estrada
¿Por qué no nos estamos desarrollando más rápido? Porque la mayor parte de las herramientas están en manos de comerciantes. Y su motivación es el dinero, no el avance de la sociedad o el desarrollo intelectual de la gente.
Douglas Engelbart
El gran hermano es la concreción con que el partido se presenta al mundo. Su función es actuar como punto de mira para todo.
George Orwell
La semilla de la verdad puede tardar en florecer; pero al final florece, pase lo que pase.
Gregorio Marañón
Nada es tan obstinado como un elegante consenso.
Margaret Thatcher
Si él no hubiera muerto, yo no hubiera sido campeón en 1994 y 1995, porque él era mejor que yo.
Michael Schumacher
Todos viven de vender algo.
Robert Louis Stevenson
Regué el bien. Obtuve Bienes Raíces.
Roberto Fontanarrosa
Quien pudiéndolo hacer no impide que se cometa un crimen, lo estimula.
Séneca