Amo esta agua, todo esto amo; lo que ha sido este espejo en que me veo viéndome y me espanto.
Rolando Escardó
Las comunicaciones entre el mundo espiritista y el corporal están en la naturaleza de las cosas, y no constituyen ningún hecho sobrenatural.
Allan Kardec
Yo que me pierdo en la sangre de todos: yo, el mal poeta, el fabricante de paraguas nocturnos que ama el nombre de los ríos y pelea contra la estatua ecuestre de la mala poesía.
Antonio Brañas
El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón.
Blaise Pascal
Cuanto mayor es la multitud, más insignificante de la persona.
Carl Gustav Jung
Por lo tanto, el miedo al peligro es diez mil veces más terrible que el propio peligro.
Daniel Defoe
Nunca podré matar tanto como vuestras guerras, ni exterminaré animales para llevar abrigos, por ejemplo. Ni haré las barbaridades que le hacéis al planeta. Es vuestro odio el causante de todo. Si de verdad buscas un monstruo no tienes que mirarme a mí.
Fernando Trujillo Sanz
No está la felicidad en vivir mucho, ni la infelicidad en morir pronto: aquel es feliz que ha vivido lo bastante para merecer morir bien.
Francis Quarles
A veces llega uno casi a dudar de que ni el más sabio entre los hombres haya aprendido en su vida algo que valga la pena.
Henry David Thoreau
Para ser un triunfador, hay que fracasar para luego saber triunfar.
Iósif Stalin
El temor nunca escribió una sinfonía ni una poesía, negoció un tratado de paz ni sanó una enfermedad.
Max Lucado
Hemos modificado tan radicalmente nuestro entorno que ahora debemos modificarnos a nosotros mismos para poder existir dentro de él.
Norbert Wiener
El silencio es el signo de la sabiduría y la locuacidad es señal de la estupidez.
Pedro Alfonso
Las cadenas de oro son más fuertes que las de hierro.
Thomas Fuller
El orden y la simplificación son los primeros pasos hacia el dominio de un tema, el enemigo real es lo desconocido.
Thomas Mann
Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada nuestro puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo.
Victoria Ocampo