Es preciso desabrochar la mano, desnudarla en la calle, entrar derribando la puerta de los hombres segundo piso a la izquierda expediente número ternura.
Roberto Jorge Santoro
En siendo gusto, señora, no importa que no sea bueno; que la voluntad no tiene razón para un deseo.
Agustín Moreto
Los pensamientos siempre traen deseos impulsivos.
Augusto Cury
El burro que más trabaja, más pronto rompe el aparejo.
Fernán Caballero
Muchas veces se ha dicho que la vida es un sueño, y no puedo desechar de mí esta idea.
Goethe
Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de produccion se manifiesta como una inmensa acumulacion de espectaculos. Todo lo que antes se vivia directamente, se aleja ahora en una representacion.
Guy Debord
Cuando el facilitar empleo se convierte en finalidad, la necesidad pasa a ser una cuestión secundaria.
Henry Hazlitt
Observad a las prostitutas: hablan mal de todas las mujeres; observad a los malvados: hablan mal de todos los hombres. Es un triste consuelo para estas dos clases de gente.
Ignacio Manuel Altamirano
Lo que importa no es lo que te sucede, sino la forma en que tú reacciones.
Jack Canfield
Las verdades elementales caben en el ala de un colibrí.
José Martí
Soy bostero y voy a morir bostero.
Juan Román Riquelme
Las personas sólo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo.
Mario Alonso Puig
Todas las civilizaciones, como la gente que hay en los cementerios, son mortales. Y nosotros sabemos, como el hecho de que vamos a morir, que las civilizaciones que han llegado a su término no volverán nunca más.
Orhan Pamuk
Sólo hay una blasfemia, que es la injusticia.
Robert G. Ingersoll
No creo que la Wikipedia fuera factible sin las. Ahora me pregunto ¿el mío era un wiki al no tener esta capacidad?
Ward Cunningham
Como primer plato se sirvió un pescado extraído de un arroyuelo que corría sobre arena dorada, al pie de una colina bastante alta. El pescado era asado a medida que lo iban capturando y se sazonaba luego con finas hierbas del monte Sina; ya que en la mansión del Emir todo era tan piadoso como excelente.
William Beckford