Te regalaría las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos.
Roberto Fontanarrosa
Mi destino es la lucidez.
Antonio Escohotado
No se puede detener a un hombre que está enamorado.
Edward Abbey
Los poderes públicos tienen la obligación de impulsar la práctica del golf.
Esperanza Aguirre
Yo casé más gente que Roberto Galán.
Jacobo Winograd
Las máquinas es su grito, su quimera, su panacea. Aparatos que ahorran mano de obra, suplantadores, cancones, monstruos manufacturados para matarse unos a otros, repulsivos trasgos producidos por una horda de lujurias capitalistas mediante nuestra prostituida mano de obra.
James Joyce
Una mente que se ha embebido alguna vez del gusto por la investigación científica, y ha aprendido el hábito de aplicar fácilmente sus principios a las cosas que ocurren, tiene dentro de sí mismo una fuente inagotable de contemplación pura y emocionante.
John Herschel
Realmente pensaba que el amor nos salvaría a todos.
John Lennon
Libros: Siempre maestros de mi vida, siempre fieles amigos.
Juan Meléndez Valdés
La fortuna es redonda y cuenta lentamente Estrellas del estío. Hacen falta unos brazos seguros como el viento, Y como el mar un beso.
Luis Cernuda
La sombra sola del olvido temo, porque es como no ser un olvidado, y no hay mal que se iguale al no haber sido.
Lupercio Leonardo de Argensola
Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?
Pablo de Tarso
El Señor sólo exige de las personas aquéllo que está dentro de las posibilidades de cada uno.
Paulo Coelho
Es natural que el hombre ame a su país y a sus amigos y odie a los enemigos de ambos. Pero al escribir la Historia debe prescindir de tales sentimientos y estar dispuesto a alabar a los enemigos que lo merezcan y a censurar a los amigos más queridos y más íntimos.
Polibio
La democracia no significa: soy tan bueno como tú. Sino: tú eres tan bueno como yo.
Theodore Parker
Quien pronuncie el veredicto no será un juez divino, puro y misericordioso, ni un sabio tribunal supremo que mire por el bien del Estado y la sociedad, ni un hombre santo y justo, sino un ser miserable destruido por el poder del Estado totalitario. Quien pronuncie el veredicto será un hombre que a su vez ha caído, se ha inclinado, ha tenido miedo y se ha sometido.
Vasili Grossman