Para construir un mundo mejor, en ocasiones hay que destruir el antiguo, y eso crea enemigos.
Robert Redford
¿Cómo es posible, que tanta belleza oculte un corazón duro y lacerado? ¿Por qué le amo, por qué me apoyo, cansado, en su irresistible e indómita fortaleza? ¿Acaso no es el espíritu marchito y fúnebre de un hombre muerto vestido con la ropa de un niño?
Anne Rice
... en efecto, la generación y la destrucción se dan en los contrarios.
Aristóteles
Las mujeres son secretistas por naturaleza, y les gusta practicar el secreto por su cuenta.
Arthur Conan Doyle
La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir.
Carl Gustav Jung
La incapacidad permanente de pensar lo que es histórico se traduce en la impotencia que consiste en no hacer otra cosa que aplicar una y otra vez la misma abstracción a realidades que cambian constantemente.
Castoriadis
A medida que un hombre entra en años, quiere vivir profundamente. Un sentimiento de triste dignidad invade su alma, y esto es fatal para un cómico.
Charles Chaplin
Un intelectual es un hombre que usa más palabras de las necesarias para decir más cosas de las que sabe.
Dwight D. Eisenhower
Los bienes, si no son comunicados no son bienes.
Fernando de Rojas
Me acosté, pero no pude dormir: dos pasiones, el amor y el odio, me mantenían despierto.
Jan Potocki
Ya te darás cuenta que la paz solo consiste en cambiar la guerra de lugar.
Julio Ramón Ribeyro
Uno debe ser tan humilde como el polvo para poder descubrir la verdad.
Mahatma Gandhi
Yo no soy un gran hombre - yo soy un hombre cualquiera que ensaya las grandes felicidades.
Martín Adán
La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
Montesquieu
Por la noche todo toma su verdadera forma y su verdadero aspecto. Al igual que sólo de noche se distinguen las estrellas del cielo, entonces se perciben sobre la tierra muchas cosas que no se ven de día.
Selma Lagerlöf
Disimular es extender un velo compuesto de tinieblas honestas, del cual no se forma lo falso sino que se da un cierto descanso a lo verdadero.
Umberto Eco