Yo jugueteo en el abigarramiento del día, un manojo de ropas mojadas, descosidas, tembloroso, veo mi carne y mi lecho bañados de luz, mi niño explotando en dinamita, mi esposa... Tu ligereza lo altera todo, y desgarra la negra tela del saco de la araña, mientras tu corazón salta y aletea como una liebre.