Algunos hombres ven las cosas como son y dicen por qué. Yo, en cambio, veo cosas que todavía no son, y digo, ¿por qué no?
Robert Kennedy
Todo en este mundo es espejismo y arena movediza. Sólo en Dios está la estabilidad.
Anatole France
La cosa más necesaria de que el cortesano tiene necesidad es tener en la corte un fiel y verdadero amigo, no para que le lisonjee, sino para que le reprenda.
Antonio de Guevara
Para escribir sólo hay que tener algo que decir.
Camilo José Cela
Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender como se hace.
Franklin D. Roosevelt
Cuando mi amigo está infeliz, voy a su encuentro; cuando está feliz, espero que me encuentre.
Henri-Frédéric Amiel
¿De qué sirve el ingenio cuando no nos divierte? No hay nada más fatigoso que un ingenio triste.
Iván Turguénev
Estaba entrenándome en el cross cuando se me acerca un tipo. Me hace muchas preguntas e incluso me pregunta a su hijo. Luego, poco antes de irse me dice: De todas formas, Dovizioso es mejor.
Marco Simoncelli
La humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos.
Martín Lutero
Sueño a menudo un sueño sencillo y penetrante de una mujer ignota que adoro y que me adora, que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Paul Verlaine
Mi vida de hombre comenzó cuando me convertí en militante revolucionario para realizar las exigencias de mi fe cristiana.
Roger Garaudy
La victoria y el fracaso son dos imposibles, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén.
Rudyard Kipling
El amor es una fuerza poderosa. Capaz de terminar con muchas legiones a la vez si es necesario.
Santiago Posteguillo
Ningún gran genio se dio sin una mezcla de locura.
Séneca
La guerra -prosiguió- trae calamidades tanto a los particulares como a las naciones. En estos tiempos sólo hacen dinero los fabricantes de armas o los comerciantes de provisiones para los ejércitos.
Taylor Caldwell
Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que ésto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros.
Vicente de Paul