El desierto me parecía un lugar inquietante, no podías saber quien estaba enterrado allí.
Robert De Niro
No se hace siempre lo que conviene, y escoger el error con conocimiento de causa no carece de encanto.
Erich Maria Remarque
Un rey está perdido si no rechaza la adulación y si no prefiere a los que dicen audazmente la verdad.
François Fénelon
La grandeza del hombre se puede medir por lo que deja plantado para que se desarrolle, y si puso o no a pensar a otros en nuevas direcciones con un vigor que persistiera después de él Si se aplica esta prueba, Jesús está en primer lugar.
H. G. Wells
El amigo que sabe llegar al fondo de nuestro corazón, ése, como tú, ni aconseja ni recrimina; ama y calla.
Jacinto Benavente
Creo en los valores del salvajismo, estos son: el instinto, la pasión, el humor, la violencia y la locura.
Jean Dubuffet
Al final, utilizas Internet cuando lo necesitas. Es como cuando empiezas a ir al supermercado, que compras todas las ofertas y después ya sabes que tienes que comprar una lata de atún y un bote de suavizante.
Joaquín Oristrell
El destino no es imaginable, excepto en los sueños o en el caso de los enamorados.
John Irving
Entre el espíritu y el alma está la imaginación, que participa del uno y de la otra. Entre el espíritu y la imaginación está el juicio, está el gusto.
Joseph Joubert
Igual que en la religión el hombre es dominado por el producto de su propia cabeza, en la producción capitalista lo es por el producto de su propia mano.
Karl Marx
Cuando yo diga cuatro, quiero el corazón en una mano, lanzadlo al suelo y pisotearlo hasta que se desangre. Un, dos, tres,...
Kutxi Romero
La humildad es la antecámara de todas las perfecciones.
Marcel Aymé
Escribir es intentar adivinar lo que uno escribiría si escribiese.
Marguerite Duras
La naturaleza no conoce la derrota.
Og Mandino
Ansiamos unas vacaciones de nuestros lóbulos frontales.
Oliver Sacks
Mientras haya hombres necesitados de alegría, hombres que, agotados por la tensión trágica de las pasiones, quieran escuchar la música misteriosa de la poesía que fluye quedamente de las cosas, las novelas de Dickens retornarán también incesantemente.
Stefan Zweig