A falta de objetivos claros, siendo extremadamente fieles a realizar las trivialidades diarias, nos convertimos en esclavos de ellas.
Robert A. Heinlein
Las revoluciones quisieron a menudo salvar a la democracia de sus enemigos, pero dieron a luz regímenes antirrevolucionarios al concentrar el poder, al convocar a la unidad nacional y la unanimidad del compromiso, al denunciar a adversarios con los cuales se juzgaba imposible la cohabitación pues se los consideraba como traidores más que como portadores de intereses o ideas diferentes.
Alain Touraine
Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol.
Albert Camus
Tal vez la voluntad de abandonar todo se torne mi compañera, pero en vez de huir, correré detrás de lo que deseo.
Aristóteles Onassis
El pensamiento es un sistema que incluye a toda la sociedad.
David Bohm
La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos.
Diógenes
El más grande amor no se expresa por violentas expansiones, sino por una diaria radiación, por los pequeños actos de bondad sin nombre ni recuerdo.
Frank Crane
La verdad, me siento más cómodo en un piquete o en un paro que acá.
Hugo Moyano
Los negros del Ajax... Eso parecía el Congo, dicho con todos los respetos. Mirabas a un lado y había cuatro negros calentando, mirabas a otro y había cinco y en el campo otros tres.
Jesús Gil y Gil
Se aborrece a los viles, y se ama, con las entrañas toda, a los hombres pudorosos y bravos.
José Martí
¿Y qué política es la que hacen ellos? ¡El gobierno no hace otra cosa que echar la culpa a la oposición de lo malo que sucede en el país!
Leandro Alem
La virtud más depurada implica a veces algunos extravíos.
Marqués de Sade
La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la existencia es inmoral. El conocimiento es la única moral de la novela.
Milan Kundera
El campo de batalla une a los hombres de forma extraña.
Santiago Posteguillo
Mire yo a mi Amado y mi Amado a mí; mire El por mis cosas y yo por las suyas.
Teresa de Jesús
Todos eran débiles, tanto justos como pecadores. La única diferencia era que un hombre miserable, cuando realizaba una buena acción, se vanagloriaba de ella toda su vida, mientras que un hombre justo no reparaba en sus buenas acciones, pero recordaba durante años un pecado conocido.
Vasili Grossman