Felicito al tapicero que te ha hecho el traje, eres el primer concursante que viene vestido de sofá
Risto Mejide
Ni se estima en lo que vale de los pobres el consejo.
Alonso de Barros
La nariz de una multitud es su imaginación. Por ella, en cualquier momento, puede guiársela serenamente.
Edgar Allan Poe
Uno de los rasgos de mi carácter es la tozudez, hasta tal punto que de niña mi tía me llamaba catir, que significa asno en rumano.
Elsa Pataky
Los médicos no deberían decir a ése le curé yo, sino ése no se me ha muerto.
Georg Christoph Lichtenberg
¡Ay del hombre que quiere actuar sinceramente en el amor!
George Sand
Ningún bombardero enemigo puede alcanzar el Ruhr. Si sólo uno alcanza el Ruhr, no me llamo Göring. Podréis llamarme Meyer.
Hermann Göring
Al educar a un niño se debe pensar en su vejez.
Joseph Joubert
Un poco de disimulo es el único vínculo sólido entre los hombres.
Karel Capek
Cuando faltan garantías para censurar a las autoridades, cuando en las graves cuestiones políticas, religiosas y sociales no se puede emitir libremente las ideas, los hombres enmudecen o consagran toda su fuerza intelectual a discusiones insípidas, rastreras y ridículas.
Manuel González Prada
La soledad soy yo en compañía del pasado...
Ricardo Arjona
La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?
Sigmund Freud
Las pequeñas bondades y atenciones son muy importantes. Las pequeñas asperezas, las pequeñas faltas de respeto, suponen reintegros importantes. En una relación, las cosas grandes son las cosas pequeñas.
Stephen Covey
Lo único que consigue un hombre durmiente, son sueños...
Tupac Shakur
El Parlamento no es nada más que una reunión de personas más o menos inactivas.
Walter Bagehot
Reconciliar al mundo es demasiado ambicioso, pero al menos se puede formar a los niños para ser respetuosos hacia las diferencias, que son lo único que nos permite aprender: Si todos fuéramos iguales, no podríamos ofrecernos nada unos a otros.
Yehudi Menuhin