Siempre quise escribir una canción como los otros, y lo intentaba, pero en vano. No me costaba encontrar la letra, pero cada vez que se me ocurría una melodía y se la cantaba a los otros, me decían: Eso se parece a tal cosa, y me daba cuenta de que llevaban razón. Pero hay una en la que me apunté un pequeño tanto como compositor: se titulaba What goes on.