Si el éxito o el fracaso de este planeta, y de los seres humanos, dependen de cómo soy y lo que hago, ¿Cómo ser? ¿Qué debo hacer?
Richard Buckminster Fuller
Tanto vale el hombre cuanto su concepto de la felicidad.
Arturo Graf
Infeliz es la tierra que necesita héroes.
Bertolt Brecht
Si una mujer hace alguna distinción en favor de un hombre, al momento éste comienza a pensar bien de sí mismo y mal de ella.
Diane de Beausacq
La lengua elige a unos cuantos tipos para expresarse, para salvarse, para decir todo lo mucho que tiene que decir, que es decirse a sí misma.
Francisco Umbral
La señora se arrodillara, diciendo su Ave María; Ella no cree, pero entre los católicos, incluso los escépticos son corteses.
Graham Greene
El ejemplo de María es hoy muy interesante para la juventud actual, porque hoy la virginidad está en baja. Muchas chicas se avergüenzan de ser virgenes. Y muchos chicos se ríen de la virginidad de las chicas.
Jorge Loring Miró
Honra sin provecho, sortija en el dedo.
Juan de Valdés
La carne despierta, siente los barrotes de su prisión. De noche una prostituta borracha camina por una calle obscura, sembrando los fragmentos de una canción como si fueran pétalos.
Lawrence Durrell
Cuando nos casemos nos vamos a venir a enamorar aquí
Miguel Luis
Existe un mal en estas aguas, que hasta los más crueles piratas despiadados aprenden a temerle.
Naomie Harris
Cuando hay reformas y ajustes, también hay huelgas, manifestaciones y rebeliones.
Nouriel Roubini
Yo no quiero perras, yo quiero guerrilleras, que como Ensslin hagan de la solidaridad su bandera.
Pablo Hasél
Pocas razas hay sobre la tierra más dignas que la raza araucana. Alguna vez veremos universidades araucanas, libros impresos en araucano, y nos daremos cuenta de todo lo que hemos perdido en diafanidad, pureza y energía volcánica.
Pablo Neruda
He disecado muchos cadáveres de animales y de hombres, he disecado su cerebro, su corazón, su hígado, y no he encontrado por ninguna parte el alma, ni siquiera restos ni manifestaciones de la misma.
Rudolf Virchow
Incluso la menor insinuación de que pudiera tener una fantasía más o menos viva le ofendía gravemente. Tal vez una semana atrás yo también me habría sentido ofendido, pero ahora la cosa es distinta, pues sé que tengo fantasía y que estoy soñando. Y sé también que no quiero curarme.
Yevgueni Zamiatin