No soy magonista, soy anarquista. Un anarquista no tiene ídolos.
Ricardo Flores Magón
Nada pasa tanto de moda como la moda.
Bruno Munari
El corazón respira apenas ante el milagro repentino de tu presencia. Los ojos quisieran guardar para siempre el color de incendio de tus ojos, el resplandor de tu mirada, el exacto volumen de tu cuerpo, y devorarte y envolverte y guardarte ajeno a todas las miradas.
César Moro
El mejor cosmético para la belleza es la felicidad.
Condesa de Blessington
Crecí en un barrio privado de Buenos Aires... Sí, privado de agua, de luz, de teléfono.
Diego Armando Maradona
El que se siente una vez francés sigue siéndolo toda la vida.
Edward Rutherfurd
Cuando la luz emana de nosotros todo dentro de todos los otros queda en sombras y cuando nos envuelve ¡Qué negra luz nos anochece adentro!
Gilberto Owen
Desear es obtener; aspirar es alcanzar.
James Allen
Muy poco sabe del mundo el que se admira y se queja fácilmente.
Joaquín Setantí
El miedo es saber que el precio de la rebelión y el pensamiento es la muerte.
José Pablo Feinmann
Los Líderes de Excelencia saben que poseen el más valioso de todos los maestros dentro de ellos mismos y están conscientes que Nadie puede dar lo que no posee, y cumplen con una premisa fundamental en el arte de dirigir jamás pedir a un subordinado lo que ellos mismos no son capaces de hacer, manejan una atención consciente de cada una de sus acciones y son los más exigentes con ellos mismos.
Miguel Ángel Cornejo
Si aún sueñas con golpearme más te vale despertar y pedir disculpas.
Muhammad Ali
Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa.
Pablo de Tarso
Usamos la riqueza como una oportunidad para la acción, no como un tema para alardear; entre nosotros no es motivo de vergüenza para un hombre reconocer su pobreza, pero lo que sí es causa de una gran vergüenza es no hacer todos sus mejores esfuerzos para evitarla.
Pericles
En varias cárceles especiales, como la que dirigía Duch, se torturaba a los sospechosos para que revelasen los nombres de sus cómplices y luego se les ejecutaba de forma sistemática. Las confesiones extraídas a las víctimas permitían mantener la ficción de las conspiraciones, que debían servir para explicar los fallos económicos y justificar la dictadura, convertida en un fin en sí misma.
Tzvetan Todorov
Un atisbo de brutalidad destacaba la delicadeza de la mandíbula y la vitalidad de la sonrisa.
William Gibson