El problema no es que mientas, el problema es que te creo.
Ricardo Arjona
Para progresar en la vida hay que renunciar a las cosas que no le gusta hacer.
Agnes Martin
Me gusta la democracia porque permite apreciar el arrollador avance del que tiene libertad para exprimir a unos cuantos y aumentar su capital.
Ángel Parra
Cada persona sólo debería preocuparse en raciocinar correctamente: para ello primero debería razonar, y después hablar.
Arthur Schopenhauer
Sería curioso y tal vez sorprendente descubrir cuánto influye el placer de respirar en nuestros ideales más elevados y trascendentales.
George Santayana
Yo soy un arabesco de marquetería; hay trozos de marfil, de oro y de hierro; los hay de cartón pintado; los hay de diamante; los hay de hoja de lata.
Gustave Flaubert
Es verdad que el trabajo en una editorial impide conocer, paradójicamente, casi todo lo valioso que la literatura ha creado, lo que el tiempo ha sancionado y autorizado milagrosamente a permanecer más allá de su brevísimo instante que cada vez se hace más breve.
Javier Marías
El final de una obra debe hacer recordar siempre el comienzo.
Joseph Joubert
(TV) Cultura perdió su mano en una zona que era el líder, trató de reinventar la rueda en tres ocasiones. La Rá-Tim-Bum, un proyecto muy audaz y exitoso, fue abandonado para convertirse en el Castelo (Rá-Tim-Bum), que era también muy bueno. Tenía que parar. En vez de seguir, prefirió la creación de Ilha Rá-Tim-Bum, que fracasó
Marcelo Tas
Dicen que la compasión es un síntoma de madurez emocional; no es una obligación moral ni un sentimiento que nazca de la reflexión.
María Dueñas
No a convertirme en la mejor en nada. Me conformo con conseguir ser la mejor versión de mí misma.
Patricia Conde
Aunque la ambición sea en si misma un vicio es, con frecuencia, causa de virtudes.
Quintiliano
Hay más casos que escribanos.
Ramon Llull
La conversación es una ilusión. Sólo hay monólogos que se entrecruzan.
Rebecca West
El futuro no es un regalo, es una conquista.
Robert Kennedy
La autoridad tiene ladrones peligrosos, cuando los jueces roban entre ellos.
William Shakespeare