Los platónicos olvidan excesivamente que el amor es una física antes de ser un ensueño.
Remy de Gourmont
El remordimiento crónico y en ello están acordes todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable.
Aldous Huxley
Cada artista debe consagrarse a lo suyo: lo esencial no es renovar los temas sino renovarse uno mismo, dentro de los temas crear nuevos mundos sin salir de ellos.
Benito Quinquela Martín
Nadie que no sea una mujer puede consolar a un hombre cuando tiene el corazón destrozado, y él no tiene a ninguna...
Bram Stoker
Me falta confianza como actor.
Charles Durning
Hasta el más sabio sólo muestra su sabiduría en cuestiones insignificantes, nunca en las verdaderamente importantes.
François de La Rochefoucauld
Los hombres no son prisioneros del destino, sino sólo prisioneros de sus propias mentes.
Franklin D. Roosevelt
El odio abiertamente profesado carece de oportunidad para la venganza.
George Bernard Shaw
Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados.
Jacinto Benavente
El placer de leer es doble cuando se vive con otra persona con la que compartir los libros.
Katherine Mansfield
La voluntad de la gente tiene que ser la base de la autoridad gubernamental. Este es el fundamento de la democracia. Este es el fundamento del buen gobierno, el cual le dará a cada ciudadano... Un papel real y duradero -política, económica y socialmente- en el futuro de sus sociedades.
Kofi Annan
Todas las madres son ricas cuando aman a sus hijos. No hay pobres, no hay feas, no hay madres viejas. Su amor es siempre la más bella de las Alegrías. Y cuando parecen tristes, basta un beso que reciban o que den para que todas sus lágrimas se conviertan en estrellas en el fondo de sus ojos.
Maurice Maeterlinck
Yo estoy completamente segura de que la mayoría de la humanidad no cuida su fortuna espiritual.
Rigoberta Menchú
El corazón alegre hermosea el rostro.
Salomón
El poeta tienen su propia moral y la costumbre no es argumento para ellos.
Thomas Hardy
No sabes cómo temblarían los poderosos si lleváramos la violencia a la puerta de su casa. Si vieran amenazados sus privilegios y sus vidas, negociarían para no perderlo todo.
Ulrike Meinhof