Si uno no cambia, no evoluciona y termina por dejar de pensar.
Rem Koolhaas
Cuando estés en Roma, vive al modo romano. En cualquier parte vive como allí se viva.
Ambrosio de Milán
Me conformo, porque no está en mi mano el darme otra. Venga todo antes que la muerte, y padezcamos con tal que no falte un pedazo de pan, y pueda uno comérselo con dos salsas muy buenas: el hambre y la esperanza.
Benito Pérez Galdós
Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja tía en Viena que estaría en el plató cada mañana a las seis y sería capaz de recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla?
Billy Wilder
Hay dos formas de ejercer la fuerza: una es hacia abajo, la otro tirando.
Booker T. Washington
Aquí sigo viviendo bien sin mí. Aquí sólo quiero estar contigo.
Enrique Bunbury
No luches en una batalla si no ganas nada con la victoria.
Erwin Rommel
Es para ser presidente de la Generalitat y para gobernar; no para decidir quien gobierna.
Joan Laporta
Pensar era inútil como desesperarse por recordar un sueño del que sólo se alcanzan las últimas hilachas al abrir los ojos.
Julio Cortázar
La inmortalidad es el recuerdo que uno deja.
Marlene Dietrich
Cuando estás enamorado de alguien, estás enamorado de su rostro y se convierte en un rostro que no se parece a ningún otro.
Milan Kundera
Patria grande partes modulares.
Paul Celan
Si quieres algo nuevo, tienes que parar de hacer algo antiguo.
Peter F. Drucker
Robert se detuvo justo antes de llegar al puente. Se quedó un momento allí, luego se puso en cuclillas y miró a través de la cámara. Fue hasta el otro lado del camino e hizo lo mismo. Luego se paró en el puente y estudió las vigas y las planchas del piso, miró la corriente por un agujero que había al costado.
Robert James Waller
Me doy la vuelta y veo que la mayoría de los vencedores se han parado para mirarme. Sus rostros muestran cualquier cosa desde la envidia y el odio a la admiración.
Suzanne Collins
Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y la ignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad. ¿Para qué más? Así había permanecido el país durante los siglos más gloriosos de su historia.
Vicente Blasco Ibáñez