El primer beso es mágico, el segundo Ãntimo, el tercero rutinario.
Raymond Chandler
Si un pueblo ama la poesÃa, ama a los poetas, y nadie ama la poesÃa como un ruso.
Alec Guinness
Para el investigador no existe alegrÃa comparable a la de un descubrimiento, por pequeño que sea.
Alexander Fleming
La polÃtica italiana es un circo, sin ni siquiera domadores, sólo payasos.
Andrea Mucciolo
Hay hombres que no suben después de caer.
Arthur Miller
Me estremecÃa. Me encendÃa y me apagaba. Temblaba... Propuse matrimonio, demasiado tarde; fui tÃmido, y me negaron. Cómo me duelen sus lágrimas ¡Me siento feliz como un santo!
BorÃs Pasternak
He descubierto que al estar consciente de lo absolutamente impredecible e inasible que es el futuro inmediato, me es imposible sentirme aburrido.
Hugh Prather
No debes amar a todos, sin selección ninguna. Haz como el jardinero que cuida del injerto: poda todos los brotes sobrantes, para que los tallos más nobles crezcan prósperamente.
Ivan Yakovych Franko
El PP lleva tres años pensando en las elecciones, pero creo que hay que darle un consejo: que se preparen para seguir pensando, pero en las del 2012
José Luis RodrÃguez Zapatero
Los defectos de los hombres varÃan según las circunstancias.
Lucas Alamán
Alza del pan origina nueva alza del pan.
Nicanor Parra
Sobre el Live8 No estoy seguro acerca del rollo éste del Live8. CorrÃgeme si estoy equivocado, pero esperan que uno de esos tÃos del G8 se encuentre en un descanso rápido de 15 minutos en su reunión en Gleneagles y vea a Annie Lennox cantando Sweet Dreams y piense, 'Joder, ella podrÃa tener algo de razón...' No va a pasar nada de esa mierda, ¿no?.
Noel Gallagher
Nunca te conceden un deseo sin concederte también la facultad para hacerlo realidad. Sin embargo, es posible que te cueste trabajo.
Richard Bach
Dios concede la victoria a la constancia.
Simón BolÃvar
El tiempo se lo lleva todo y al final sólo queda oscuridad. A veces encontramos a otros en esa oscuridad y otras veces los perdemos en ella.
Stephen King
Aquellos corazones que anteriormente latÃan con osadÃa por la alabanza, ahora sienten que hasta han perdido el pulso.
Thomas Moore