Todo en amor es triste, más, triste y todo, es lo mejor que existe.
Ramón de Campoamor
Las doctrinas del nazifascismo, el comunismo, el nacionalismo, etc., son manifestaciones idiotas; mas quienes creen en ellas logran caldear enormemente sus corazones a través de estas creencias; y esta excitación inmediata les hace olvidar los desastres a largo plazo que son la concecuencia inevitable de semejantes creencias.
Aldous Huxley
Todo nuestro conocimiento es conocernos a nosotros mismos.
Alexander Pope
En sus reacciones, la Bolsa se comporta con frecuencia como el borracho: llora con las buenas noticias y se ríe de las malas.
André Kostolany
Mientras no te hayas formado el hábito de buscar el bien, en lugar del mal que hay en otros, no serás existoso ni feliz.
Anónimo
Los amigos pueden ir y venir, pero los enemigos se acumulan.
El hecho de que la vista de los animales nos complazca tanto se debe sobre todo a que nos gusta ver nuestro propio ser tan simplificado ante nosotros.
Arthur Schopenhauer
Para gustar plenamente de la felicidad, no hay como ser indigno de ella.
Etienne Rey
En la vida no se trata de encontrarse uno mismo, sino de crearse uno mísmo.
George Bernard Shaw
Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una.
George R. R. Martin
Los dolores de cabeza son como los propositos, te olvidas de ellos después de haberlos tenido.
Janet Leigh
¿Queréis contar a vuestros amigos? Caed en el infortunio.
Napoleón Bonaparte
Nada sabrás de lo que padecí en tu ausencia, de la sangre que derramé sólo con la esperanza de liberarme de ti. Pensarás que ha sido un día como tantos otros. Pero yo sabré que en este día, en este día semejante al que divide el A.C. Del D.C., me armé de valor para llevar a cabo un plan tremendo y contundente que no sometí a tu aprobación.
Orson Scott Card
Mal de muchos, consuelo de tontos.
Proverbio
Jamás he conseguido derrotar a ningún rival que se encontrara en perfecto estado de salud.
Siegbert Tarrasch
La mente humana es extraña, y aún repleta de aspectos opuestos y constractados, por sí misma tiende siempre al orden. Si no existiera ese deseo de orden, no podríamos hablar ni de conflictos ni de neurosis.
Yukio Mishima