Hace falta, por supuesto, un mínimo control; pero también un mínimo descontrol.
Raimon Panikkar
Es delicioso dar con alguien que acepte las pequeñas ironías como expresiones de la mayor seriedad.
Aldous Huxley
Tenéis que reconocer al menos este mérito de la Luftwaffe: cuando destruyó nuestros edificios se limitó a dejar las ruinas sin sustituirlas con otra cosa peor. Esto lo hemos hecho nosotros.
Carlos de Gales
Yo sólo soy un individuo que no siente que tengo que tener a alguien para calificar mi trabajo de una manera determinada. Estoy trabajando para mí.
David Bowie
Más celos da a la maldad la virtud que el vicio.
Eurípides
La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
Friedrich Nietzsche
Si ha hecho castillos en el aire, no ha perdido el tiempo; allí es donde deben estar. Ahora, póngales cimientos.
Henry David Thoreau
Para mí que lo hicieron en mi casa como el pan que la vieja siempre dio, ¡le sobra tanto amor que rompe los bolsillos!
Homero Expósito
De ahí pues que, un socialismo boliviano, cuyas fórmulas y sistemas sean captados de la realidad boliviana y cuyas finalidades sean expresamente inspiradas en la felicidad de los bolivianos, es la pauta de nuestra concepción socialista.
Óscar Únzaga
La historia es una rama de la literatura.
Pío Baroja
Sigue tus deseos mientras vivas y no hagas más de lo que es debido; no disminuyas el tiempo de seguir tus deseos, ya que desperdiciar el tiempo es una abominación para el espíritu... Cuando ganes riquezas, sigue tus deseos, ya que la riqueza no es ganancia si uno está inactivo.
Ptahhotep
Siempre inventamos grandes cualidades en los que nos adulan. Éste es el secreto de muchas carreras políticas.
Rafael Barrett
Apuesto por los sentimientos. El público está harto de tanto sexo sin sentido y de tanta violencia gratuita.
Richard Attenborough
La superioridad de algunos hombres es meramente local. Son grandes porque sus asociados son pequeños.
Samuel Johnson
El niño que llevo en mi espalda lame mi pelo. ¡Es tan cálido!
Shiba Sonome
Hay una tristeza en el dulce sonido que acelera lágrimas.
Thomas Bailey Aldrich