Nadie es eternamente perfecto.
Rafael Nadal
Yo estoy contento y, cariñosamente, caballo gris me gustaría que fueras para darte palmadas en las ancas.
Ángel González
Sé que estoy enamorada porque por las noches no quiero dormir, porque mi vida real supera a mis sueños.
Anónimo
Espero que algún día la práctica de contagiar la viruela vacuna a los seres humanos se extienda por el mundo -cuando llegue ese día, ya no habrá más viruela.
Edward Jenner
He hecho bastantes cosas malas, lo reconozco. La peor de ellas, pegar a Hermann Terstch.
El Gran Wyoming
Hay altos y bajos con el boxeo, los despidos son parte del deporte y que o bien pueden ayudar o perjudicar a alguien.
Floyd Mayweather
El amor es contagioso como el odio...
Francisco Umbral
Como verdadera criatura humana en pequeño que era, pronto me volví ingrato con las suaves trabas dentro de las que la vida me obligaba a avanzar y me regocijaba al pensar en verlas pronto todas ellas destruidas.
Hans Carossa
Todas mis letras han sido pedazos de poesía y los pedazos de poesía se toman de poemas que comúnmente no tiene significado en primer término.
Kurt Cobain
¡La pluma! Ese poderoso instrumento de los hombres insignificantes.
Lord Byron
No es de prudentes el ser cristianos y el seguir a Cristo. No es prudente vender lo que se tiene y darlo a los pobres. Es imprudente entregar la vida por Dios y por los hermanos.
Luís Espinal Camps
Carino lleva seis anillos en cada dedo y no se los quita ni de noche ni cuando se baña. ¿Queréis saber por qué? Pues porque no tiene dactiloteca.
Marcial
Tu cuerpo es una vía que recorro con mi tren, 'ta lleno de estacones que me copan de placer; me trepo a tus volcanes por la nieve de tu piel y cuando voy bajando, voy esquiando y para en todas ese tren lo tren y acaba en una terminal de lujo que nos tira en el andén.
Miguel Cantilo
Abre tu alma y tu oído al son de mi mandolina: para ti he hecho, para ti, esta canción cruel y zalamera.
Paul Verlaine
Mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas.
Proverbio
No hay enemigo peor ni más dañoso para el alma que tú mismo, si no estás bien avenido con el espíritu.
Tomás de Kempis