¿Y cuál es el gran mal del mundo? Lo tengo clarísimo: la ambición de poder y de dinero. Es la madre de todas las desgracias que han sucedido y se sucederán.
Quino
En todas partes hay una sola forma de gobierno que sea natural, es decir que sea la mejor.
Aristóteles
Supongo que la verdadera razón por la que mi esposa y yo tuvimos los niños es la misma razón por la que Napoleón para invadir Rusia: me pareció una buena idea en ese momento.
Bill Cosby
La sustitución humanista para la religión: Trabajar muy duro y de alguna manera te salvarás o serás inmortal. Por supuesto, eso es una broma total y nuestro progreso no es nada. Es posible que haya avances en la tecnología, pero no hay progreso ético alguno.
David Bowie
Promete poco y cumple mucho.
Demófilo
Tiene la cara más conocida del mundo. No puede desaparecer.
Ed Harris
No somos dueños de la vida y la muerte -repuso Diago-. No podemos saber cuándo nos llegará la hora.
Fernando Trujillo Sanz
Los apegos estan prohibidos, las posesiones están prohibidas. La compasión, que es mi definición de amor incondicional es central en la vida de un Jedi. Entonces se puede decir que se nos alienta a amar.
Hayden Christensen
Cuando no se trata más que de dar consejo, toda la corte bulle; cuando es preciso obrar, no hay nadie con quien se pueda contar.
Jean de La Fontaine
Yo felicito a Rajoy porque ha ganado. Y le recrimino que sólo piensa en volver a ganar y todo lo hace por volver a ganar.
José Manuel Lara Bosch
El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro.
José Martí
Vuelvo a pensar en ti y te vuelvo a olvidar.
Marguerite Yourcenar
Canto sin querer, necesariamente, irremediablemente, fatalmente, al azar de los sucesos, como quien come, bebe o anda y porque sí; moriría si no cantase, moriría si no cantase...
Pablo de Rokha
Al cerrar una puerta cogemos los dedos al silencio.
Ramón Gómez de la Serna
Desde el momento en que uno no puede esperar vengarse, comienza a odiar.
Stendhal
Es propio del espíritu humano odiar a quien se ha herido.
Tácito