Es con frecuencia muy sabio olvidar lo que se sabe.
Publilio Siro
Entonces queríamos reírnos de la filosofía francesa, tan seria, aunque ahora, tal como está el mundo, deberíamos reírnos de la filosofía mundial, que no ha servido de nada.
Alejandro Jodorowsky
No te fies de las palabras: En esta vida encontrarás a muchas personas que viven mal y hablan bien.
Demófilo
El hombre tiene el poder de cambiar una condición desfavorable agitando la varita mágica de sus palabras.
Florence Scovel Shinn
Yo he sido adivina. En otros tiempos le adiviné el futuro a los bufones y a los.
Giannina Braschi
Los libros muestran en poco tiempo lo que con gran trabajo enseña la experiencia en muchos años.
Gonzalo de Céspedes y Meneses
Mi trabajo me ha dado un profundo conocimiento sobre las ilusiones y muchos años de experiencia en mostrarlas a personas de todo tipo.
Harry Houdini
Somos deudores de nuestra muerte y de la muerte de nuestras cosas.
Horacio
Las cosas bellas son perecederas y los bellos tiempos son efímeros.
Jaime Balmes
El niño es acreedor al máximo respeto.
Juvenal
Hay que estar preparado para todo. Y hay que evitar lo que no nos conviene.
Marcelo Bielsa
La naturaleza no es muda, sino que somos nosotros los que estamos sordos.
Mario Alonso Puig
Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no conozco a nadie tan desgraciado como quien los envidia.
Marquesa de Maintenon
La economía debe existir para el hombre, y el hombre no debe ser esclavo de la economía. Nada más opuesto al espíritu del cristianismo que esta ideología optimista, que admite que el más fuerte y el vencedor, desde el punto de vista económico, es forzosamente el mejor; que la riqueza es una recompensa concedida al hombre en gracia a sus virtudes.
Nikolái Berdiáyev
Así pues, si no me créeis, bella, mientras vuestra edad florezca en su novedad más verde, recolectad, recolectad vuestra juventud: al igual que le sucede a esta flor la vejez hará que vuestra belleza decaiga..
Pierre de Ronsard
No hay cosa que diferencie tanto a los hombres en castas como la cultura. Quien tiene la divina fiebre del refinamiento, ante las exaltaciones sudorosas del pueblo, no puede sentir sino las más vehementes ansias de alejarse.
Ramón de Basterra